PRÓLOGO

Cada cuerpo es un instrumento, cada relación una orquesta. La sociedad y su entorno como sinfonía universal que no puede pasar desapercibida. Escuchar y emitir a conciencia es ser con otros. Detenerse a indagar en el pulso, los tonos, la duración de cada instante. Es radio, sí, pero también una manera de hacer el mundo. Otros modos posibles de relación.

Producir diez segundos de un programa alcanza para entender la urgencia del abrazo. La necesidad colectiva de tender puentes imaginarios hacia espacios nuevos y reales. Una casa de corcheas, un parque de silencios, un mapa hecho de carcajadas. Dejar caer sal sobre una hoja de papel para fabricar lluvia. Es radio, sí, pero también la concreción de los deseos.

Un manual es compartir el conocimiento. Abolir secretos para agrandar la ronda. Comunicar un saber es ampliarlo, nunca perderlo. Es abrir una caja de herramientas, contar cómo se puede usar cada elemento y anhelar que se descubran nuevas funciones. Es un manual de radio, sí, pero también una puerta abierta a la experimentación.

¿Alguna vez escuchaste tu voz grabada? ¿Probaste cómo queda con otras? ¿Elegiste una canción para un momento determinado? ¿Podés identificar cada uno de los sonidos que te rodean ahora y discernir qué los produce? ¿Imaginaste cómo podría hablar una flor? Son ejercicios de radio, pero también caminos para expandir la percepción.

Porque es posible entender la producción como reciprocidad y colaboración. Porque puede eliminarse la competencia. Porque la magia puede ocupar el lugar de la costumbre. Porque más voces que se animan reducen la concentración de los discursos. Porque de a muchos se puede producir lo que se quiere, cómo se quiere y cuándo se quiere escuchar. Porque conocer es decidir. Porque no es obligación ni deber. Porque las ondas no son rígidas. Porque imaginar es un hecho concreto.

Colectivo La Tribu 2011